La devastación, desolación, y el llamado global en Haití tras el terremoto de 7 puntos.

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Este Jueves 12 de Enero del corriente años 2010 el planeta se ha enterado, conmocionado, acongojado hasta más no poder, y hecho eco de lo que ha sido el terremoto más devastador de Haití en los últimos 200 años: 7,3 en la escala de Richter.


Más ayuda está en camino.

El país más pobre de América Latina, que comparte la isla caribeña con su vecina Republica Dominicana, y con esto también, para bien, aunque no sea del todo suficiente, se ha levantado una inmensa "marejada" de ferviente solidaridad de todo el mundo para ayudar a esta gente que hoy por hoy está pasando por el peor momento de sus vidas.

Ha disparado la alarma en el Caribe, y no es para menos. El sacudón telúrico se cebó con la capital, Puerto Príncipe, y los daños materiales no fueron piadosos. Las víctimas mortales se cuentan por decenas, según testigos citados por varios medios. Los rescatistas trabajan ahora mismo, a contrarreloj, para sacar de entre los escombros a sobrevivientes. Varios edificios se derrumbaron del todo, como un hospital y una escuela. También sufrieron daños severos el palacio presidencial y el edificio que alberga la misión de la ONU en el país caribeño. Algunos funcionarios del organismo permanecen en paradero desconocido, según un comunicado de la misión de Naciones Unidas.
 El temblor desató el pánico en la población. Un testigo señaló: "Todo el mundo temblaba, era como un baile, la gente salía de los autos, corría y gritaba. Lla carretera se abrió por la mitad ante mis ojos". El embajador de Haití en EE.UU. aseguró a CNN que es "una catástrofe de gran magnitud". El presidente Barack Obama declaró poco después de ocurrido el desastre que su país "está preparado para ayudar al pueblo de Haití".

Lo demás todos lo sabemos: un panorama desolador; cadáveres por la misma calle, miles de los mismos que son levantados de a varios con pala mecánica y entrerrados en fosas comunes, también desaparecidos, gente en hospitales, muchos agonizantes, y la terrible preocupación de que se repita nuevamente tal horror. Todo esto sin mencionar que el país esta incomunicado debido a que se han cortado líneas telefónicas y demás medios de comunicación por el gran sismo. En pocas palabras, sólo podemos decir que es el peor momento de Haití, y que es un llamado al mundo para cambiar y considerar detener el cambio climático, pues lo que le hagamos al mundo, este nos lo hace saber, y puede llegar a hacérnoslo pagar atrozmente caro, como en esta lamentable ocasión.
Sólo podemos rezar para que este sismo sea el único y para que la ayuda humanitaria enviada sea lo más eficaz posible para mitigar en lo que se pueda la agonía que reina en la gente de esa nación carenciada económicamente.

En seguida haré un post acerca de cómo podemos ayudar a la gente de la isla con lo que tengamos, y de varias formas.

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